Patoruzú: el regreso de la historieta que define a la Argentina
La
creación de Dante Quinterno vuelve a la vida en una colección restaurada
por Pablo Sapia; idas y venidas de un personaje que nació en 1935 y es
un clásico
Juan Manuel Domínguez, para La Nación del 20/12/2017
Más allá de cualquier otro personaje de la
historieta nacional y desde su creación en los años 30, Patoruzú es
nuestro símbolo. La creación de Dante Quinterno, tanto como personaje
como revista y como sistema editorial creado por el propio autor, ha
definido como ninguna otra las formas y los modos de nuestras viñetas. No por nada es una de las pocas historietas argentinas mencionadas en el
libro 1001 cómics que hay que leer antes de morir.
Aun así hasta
octubre de este año, Patoruzú nunca había sido reeditado de una forma no
sólo decente (hay reediciones, la mayoría de pésima calidad), sino de
una forma que también dejará entrever qué hay detrás del mito y del
ícono: hay una historieta realmente poderosa y dueña de un poder
expansivo que se refleja en nuestra cultura y como viven sus personajes
así como también en sus influencias (Astérix, sin ir más lejos, es una
historieta en la que se nota que Goscinny, su guionista y creador, leyó
la publicación de Editorial Dante Quinterno S.A.).
Pero ahora eso cambio
gracias a la Colección Patoruzú, de Ediciones Assisi.
En
sus primeros dos volúmenes, las reediciones van desde el año de su
origen (el
Primer libro,
1935-1937) y desde la edición de
Patoruzú como
revista el segundo (
Nuevas Aventuras 1936-1938). Ambos tomos, cuidados y
sentidos, no son otra cosa que volver a ver la obra de
Dante Quinterno
por su valor antes que por estela, y para entender ese funcionamiento y
nueva vida es capital hablar con el responsable del asunto, el director
artístico de la
Colección Patoruzú, el historietista y curador
Pablo
Sapia.
Sapia respira historietas y, por suerte, exhala ganas de que sigan vivas
y circulando. Más allá de su obra personal como autor en varias
publicaciones a lo largo de los años (
Diario Perfil en la actualidad),
se ha hecho un experto tanto gracias a su pasión como a su obsesión por
la digitalización y restauración de páginas que, sin él, sólo serían
tesoro de fans. Durante años,
Sapia mostró esa parte de su obra en su
blog
Costalito Multimedia y después llegó la preciosa reedición de
Las
aventuras de Pi-Pío (primer libro editado con la obra de
Manuel García
Ferré, del año 2015).
Es importante entender a
Sapia para entender el
trabajo logrado en la
Colección Patoruzú. Él habla de compras masivas en
locales de revistas usadas, en sitios de venta online, de intercambio
entre fans, de muestras (como la que le hizo al mismo
Quinterno en el
año de su muerte, en 2003, a los 75 años del famoso indio) y de otros
rincones que el mismo
Sapia ha sabido catalizar en una esperanza para la
nueva vida de clásicos de nuestra historieta (se vienen dos nuevos
volúmenes de
Patoruzú y uno de
Hijitus y otro de
Larguirucho).
Por eso, recorrer con el propio
Sapia ambos primeros
volúmenes implica entender todo lo que creemos que sabemos sobre
Patoruzú y todo aquello sobre lo que no tenemos idea. Desde nociones
básicas como que las tiras originalmente eran mucho más grandes que como
fueron publicadas en las reediciones de las famosas
Andanzas de
Patoruzú (la forma en que varias generaciones leyeron al
tehuelche,
Isidoro Cañones, Upa y demás clásicos) o que la revista
Patoruzú vendió
en 1936 hasta un millón de ejemplares, hasta sorpresas como el absurdo
casi surrealista de las primera tiras en el
Diario El Mundo, o una
viñeta con la famosa
Chacha desnuda.
El mismo
Sapia habla
sobre la figura de
Quinterno: "
Gran narrador, pionero del dibujo
animado con Upa en Apuros, creó los espacios de trabajo para la camada
de dibujantes que definirían la edad de oro de la historieta argentina
(así como Quinterno trabaja Patoruzú, con un estudio lleno de
dibujantes, van a funcionar Rico Tipo, Tía Vicenta, Satiricón).
Quinterno marca el molde del humor gráfico hasta hoy. Apuntala la
carrera de Divito, de Battaglia. Fue pionero del copyright: ¿qué más
hace falta para reivindicar a este tipo?"
El material que se ve en los libros posee un valor extra y
Sapia lo deja
bien claro: "
Es profesional, personal, de Quinterno y después llega el
estudio". Dice
Sapia: "
Quinterno siempre vio el negocio. Para ir al
Quinterno puro, tenés que ir al de La Razón, donde él empieza a
colaborar con los grandes de ese momento, el Mono Taborda y Arturo
Lantieri. Quiere crecer y pegar el salto. Crea Don Julián de Montepío.
Inventa a Patoruzú. Quiere hacer dibujos animados, no le gusta, se va a
alrededor del año 1933 a hacer intermedios para los hermanos Fleischer
en Estados Unidos y así trabaja en el dibujo animado de Popeye.
Quinterno ganaba 200 dólares por su contrato con Bayer y allá ganaba 5
dólares con los Fleischer: quería aprender. El Quinterno más Quinterno
es el de La Razón. Después perdió el absurdo en pos, creo, de un look
más internacional".
El trabajo de año y medio de
Sapia, que tenía como antesala la
digitalización de varias
Patoruzú realizadas por amor y por interés por
él mismo, implicó trabajar a veces hasta sobre fotocopias o creando
trazos de los que no existía registro. Incluso esa pasión fue la que
convenció, con un libro hecho para que ya se tuviera una idea del
objetivo, a la familia
Quinterno de finalmente dar luz verde a la
producción. "
Les decía que había que hacer con su papá lo que se hizo
con Molina Campos: sacarlo de su objeto, en ese caso los almanaques, y
hacer que ocupe el lugar como artista que le corresponde".
LA NACION ,Nota sobre la relación entre
Patoruzú y
Asterix
NOTA de Juan Sasturain para Página 12
VIDEO del programa Continuará...