Artículo de
Gabriela Baby para el
Suplemento Ideas de
La Nación, 12 de febrero 2017
Libro álbum: leer palabras, leer imágenes:
libros de ida y vuelta
Hijo
de la cultura visual, el libro álbum propone una experiencia lúdica y
sensorial de lectura que desafía los parámetros tradicionales de la
literatura infantil
Cuando nuestras abuelas leían cuentos a nuestras
madres y nuestros padres, seguramente lo hacían de libros ilustrados.
Hechas con plumín y en tinta china -como las de
John Tenniel para la
primera edición de
Alicia en el país de las maravillas, en 1866- o
a todo color y en diseños actuales, las ilustraciones de los libros
infantiles siguen al pie de la letra lo que la historia narra en
palabras. Y el niño que aún no sabe leer sigue en imágenes lo que el
texto cuenta.
Pero
el
libro álbum es otra cosa. En este formato la imagen dice mucho: a
veces dice incluso más que las palabras, o las discute, las parodia o
las ridiculiza. Hasta las puede dejar de lado: libros a pura
ilustración, para leer sin texto. Con la ilustración y el diseño puestos
en lugares decisivos, el libro álbum diversifica sus estrategias
narrativas y encuentra cada día nuevos lectores.
Si se tienen en
cuenta los datos de venta, el crecimiento del
libro álbum es innegable.
En nuestro país, el rubro de la literatura infantil y juvenil, al que
pertenece, fue el
único segmento del sector editorial que tuvo un
crecimiento sostenido en los últimos cinco años: desde 2011 acumula un
incremento del 15 por ciento, y en el último año -un año "estancado"
según la
Cámara Argentina de Publicaciones (CAP)-, la venta de títulos
para chicos y jóvenes creció un 5,5 por ciento. Además, el segmento de
mayor crecimiento fue el de aquellos libros que se dirigen a niños de 5 a
10 años, rango de edad al que las editoriales orientan el libro álbum.
Síntoma de este crecimiento es también la feliz aparición de
editoriales que se dedican al género. Así lo señala
Silvia Aristimuño,
bibliotecaria y responsable de
Libros del Vendaval, una librería
dedicada al libro álbum, inaugurada en 2010: "
Hace unos años comenzaron a
aparecer editoriales locales que publican este tipo de libros. Y hay
muchas ahora: Calibroscopio, Limonero, Ediciones del Eclipse, Una Luna,
Pípala (de Adriana Hidalgo), Pequeño Editor, La Brujita de Papel y Del
Naranjo tienen títulos muy interesantes y de calidad", señala la
experta.
En esta última década, el
libro álbum dejó de ser un lujo
importado (de
México, de
España usualmente) para convertirse en un
producto nacional de carácter y creatividad genuinos. "
Vivimos en una
cultura visual y el libro álbum es hijo de eso", reflexiona la
bibliotecaria, que comenzó con ventas por Internet y hace poco inauguró
salón de exposición en el living de su casa.
¿Género o formato?
De
tapa dura o blanda, de grandes tamaños o en dimensiones muy pequeñas, a
todo color o en blanco y negro, con mucho, poco o nada de texto, el
libro álbum despliega un contrapunto indisoluble de imágenes y palabras.
"
Las
imágenes tienen una gran voluntad narrativa y pueden por sí solas
contar eficazmente una historia. Un libro álbum cuenta con una
preeminencia del lenguaje visual, pero la comunicación se da en su
alternancia con el lenguaje escrito. Esto genera un metalenguaje muy
propio de esta época, porque nuestra formación cultural nos encuentra
haciendo ese salto intermitente entre la imagen y el texto para llegar
a destino: basta prender una computadora para atravesar íconos y
palabras sin distinguir demasiado unas de otras. Lo mismo ocurre en una
ciudad y, por supuesto, en un libro álbum", dice
Daniela Kantor,
integrante de la cátedra
Daniel Roldán de la materia
Ilustración
(Facultad de Diseño Gráfico, UBA). En esta materia, los alumnos analizan
y trabajan diversos aspectos de la gráfica que se ponen en juego en la
producción del
libro álbum: maqueta, ritmo y recursos narrativos de la
imagen, tipografías, estilos, paleta de colores, entre otros.
"
Un
libro álbum apela al tacto, a la percepción de colores, de formas, a las
evocaciones y sonidos de las palabras, que promueven un complejo
discurso que resuena y construye modos de leer. Un libro álbum permite
lecturas diversas y genera un lector que queda desbordado frente a una
propuesta estética diferente. El tiempo de lectura y el tiempo del
lector parecen detenerse ante un libro álbum y leer se convierte en
retornar sobre él una y otra vez para disfrutar de la aparente sencillez
del discurso verbal y de la profusión de las imágenes", definen
Mariel
Rabasa y
María Marcela Ramírez, autoras de
Desbordes. Las voces del libro álbum I y II, (Ediuns), dos tomos que recopilan investigaciones académicas sobre este género.
Como la poesía, como la pintura, el
libro álbum despliega (y requiere)
un tiempo de observación y lectura que detiene el agitado ritmo de lo
cotidiano. Y en la tensión que establecen entre ilustraciones, diseño y
palabras puede contar muchas cosas: historias de amor, de dolor, de
pérdida; historias policiales, poesías, parodias de cuentos
tradicionales y un sinfín de etcéteras. "Yo lo llamo macrogénero, porque
involucra, cruza y recibe a varios géneros.
Además, el
libro álbum no
viene de la literatura para adultos, sino que va hacia la literatura
para adultos. Porque el mercado editorial los propone generalmente para
chicos pero, aun aquellos adultos que sostienen que los libros con
ilustraciones son para chicos, se ven atraídos e interpelados por estos
libros: frente a ellos se sienten otra vez con ganas de ser niños. En
realidad, los libros álbum vinieron a sacudir la idea de que hay una
edad para leer determinados libros", afirma Cecilia Bajour, magíster en
Literatura Infantil.
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Algunos imprescindibles
Emigrantes, de Shaun Tan (Arcos de la frontera, España)
El globo, de Isol (Fondo de Cultura Económica).
Voces en el parque y
En el bosque de Anthony Browne (Fondo de Cultura Económica).
Zoom, de Istvan Banyai (Fondo de Cultura Económica).
Mi abuelo, de Catarina Sobral (Limonero).
Mi pequeño, de Germano Zullo y Albertine (Limonero)
Candombe, de Bianki (Pequeño editor)
Los misterios del Señor Burdick, de Chris Van Allsburg (Fondo de Cultura Económica)
La verdadera historia de los tres cerditos, de Jon Scieszka (Thule Ediciones)
Cocorocó, de Didi Gru y Christian Monenegro (Pequeño editor).
Hay días, de María Wernicke (Calibroscopio)
Puatucha Rentes, la leyenda olvidada, de Istvansch (Calibroscopio)
Detrás de él estaba su nariz, de Istvansch (Libros del Eclipse)
Donde viven los monstruos, Maurice Sendak (Alfaguara)
Prohibido ordenar de Mario Mendez y Mariano Díaz Prieto (Pequeño editor)
Día de pesca, Laurent Moreau (Adriana Hidalgo - Pípala).
Dónde conseguirlos. Librerías con libreros que saben
Libros del Vendaval (Gral. Enrique Martínez 836)
Donde viven los libros (Puertas adentro mediante cita por mail)
Librería Iupi (Formosa 561, 2084-3399
Los libros del oso (Alberdi 901,Olivos)
El libro de arena (Aráoz 594)
El cubo (libros y amor) (Belgrano 38, Chascomús)