miércoles, 15 de marzo de 2017

LIBRO ALBUM: LEER PALABRAS, LEER IMAGENES








Artículo de Gabriela Baby para el Suplemento Ideas de La Nación, 12 de febrero 2017

Libro álbum: leer palabras, leer imágenes:

libros de ida y vuelta

Hijo de la cultura visual, el libro álbum propone una experiencia lúdica y sensorial de lectura que desafía los parámetros tradicionales de la literatura infantil

Cuando nuestras abuelas leían cuentos a nuestras madres y nuestros padres, seguramente lo hacían de libros ilustrados. Hechas con plumín y en tinta china -como las de John Tenniel para la primera edición de Alicia en el país de las maravillas, en 1866- o a todo color y en diseños actuales, las ilustraciones de los libros infantiles siguen al pie de la letra lo que la historia narra en palabras. Y el niño que aún no sabe leer sigue en imágenes lo que el texto cuenta.







Pero el libro álbum es otra cosa. En este formato la imagen dice mucho: a veces dice incluso más que las palabras, o las discute, las parodia o las ridiculiza. Hasta las puede dejar de lado: libros a pura ilustración, para leer sin texto. Con la ilustración y el diseño puestos en lugares decisivos, el libro álbum diversifica sus estrategias narrativas y encuentra cada día nuevos lectores.





Si se tienen en cuenta los datos de venta, el crecimiento del libro álbum es innegable. En nuestro país, el rubro de la literatura infantil y juvenil, al que pertenece, fue el único segmento del sector editorial que tuvo un crecimiento sostenido en los últimos cinco años: desde 2011 acumula un incremento del 15 por ciento, y en el último año -un año "estancado" según la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP)-, la venta de títulos para chicos y jóvenes creció un 5,5 por ciento. Además, el segmento de mayor crecimiento fue el de aquellos libros que se dirigen a niños de 5 a 10 años, rango de edad al que las editoriales orientan el libro álbum.




Síntoma de este crecimiento es también la feliz aparición de editoriales que se dedican al género. Así lo señala Silvia Aristimuño, bibliotecaria y responsable de Libros del Vendaval, una librería dedicada al libro álbum, inaugurada en 2010: "Hace unos años comenzaron a aparecer editoriales locales que publican este tipo de libros. Y hay muchas ahora: Calibroscopio, Limonero, Ediciones del Eclipse, Una Luna, Pípala (de Adriana Hidalgo), Pequeño Editor, La Brujita de Papel y Del Naranjo tienen títulos muy interesantes y de calidad", señala la experta.

En esta última década, el libro álbum dejó de ser un lujo importado (de México, de España usualmente) para convertirse en un producto nacional de carácter y creatividad genuinos. "Vivimos en una cultura visual y el libro álbum es hijo de eso", reflexiona la bibliotecaria, que comenzó con ventas por Internet y hace poco inauguró salón de exposición en el living de su casa.


 

¿Género o formato?

De tapa dura o blanda, de grandes tamaños o en dimensiones muy pequeñas, a todo color o en blanco y negro, con mucho, poco o nada de texto, el libro álbum despliega un contrapunto indisoluble de imágenes y palabras.



"Las imágenes tienen una gran voluntad narrativa y pueden por sí solas contar eficazmente una historia. Un libro álbum cuenta con una preeminencia del lenguaje visual, pero la comunicación se da en su alternancia con el lenguaje escrito. Esto genera un metalenguaje muy propio de esta época, porque nuestra formación cultural nos encuentra haciendo ese salto intermitente entre la imagen y el texto para llegar a destino: basta prender una computadora para atravesar íconos y palabras sin distinguir demasiado unas de otras. Lo mismo ocurre en una ciudad y, por supuesto, en un libro álbum", dice Daniela Kantor, integrante de la cátedra Daniel Roldán de la materia Ilustración (Facultad de Diseño Gráfico, UBA). En esta materia, los alumnos analizan y trabajan diversos aspectos de la gráfica que se ponen en juego en la producción del libro álbum: maqueta, ritmo y recursos narrativos de la imagen, tipografías, estilos, paleta de colores, entre otros.






"Un libro álbum apela al tacto, a la percepción de colores, de formas, a las evocaciones y sonidos de las palabras, que promueven un complejo discurso que resuena y construye modos de leer. Un libro álbum permite lecturas diversas y genera un lector que queda desbordado frente a una propuesta estética diferente. El tiempo de lectura y el tiempo del lector parecen detenerse ante un libro álbum y leer se convierte en retornar sobre él una y otra vez para disfrutar de la aparente sencillez del discurso verbal y de la profusión de las imágenes", definen Mariel Rabasa y María Marcela Ramírez, autoras de Desbordes. Las voces del libro álbum I y II, (Ediuns), dos tomos que recopilan investigaciones académicas sobre este género.




Como la poesía, como la pintura, el libro álbum despliega (y requiere) un tiempo de observación y lectura que detiene el agitado ritmo de lo cotidiano. Y en la tensión que establecen entre ilustraciones, diseño y palabras puede contar muchas cosas: historias de amor, de dolor, de pérdida; historias policiales, poesías, parodias de cuentos tradicionales y un sinfín de etcéteras. "Yo lo llamo macrogénero, porque involucra, cruza y recibe a varios géneros.

Además, el libro álbum no viene de la literatura para adultos, sino que va hacia la literatura para adultos. Porque el mercado editorial los propone generalmente para chicos pero, aun aquellos adultos que sostienen que los libros con ilustraciones son para chicos, se ven atraídos e interpelados por estos libros: frente a ellos se sienten otra vez con ganas de ser niños. En realidad, los libros álbum vinieron a sacudir la idea de que hay una edad para leer determinados libros", afirma Cecilia Bajour, magíster en Literatura Infantil.

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Algunos imprescindibles

Emigrantes, de Shaun Tan (Arcos de la frontera, España)
El globo, de Isol (Fondo de Cultura Económica).
Voces en el parque y En el bosque de Anthony Browne (Fondo de Cultura Económica).
Zoom, de Istvan Banyai (Fondo de Cultura Económica).
Mi abuelo, de Catarina Sobral (Limonero).
Mi pequeño, de Germano Zullo y Albertine (Limonero)
Candombe, de Bianki (Pequeño editor)
Los misterios del Señor Burdick, de Chris Van Allsburg (Fondo de Cultura Económica)
La verdadera historia de los tres cerditos, de Jon Scieszka (Thule Ediciones)
Cocorocó, de Didi Gru y Christian Monenegro (Pequeño editor).
Hay días, de María Wernicke (Calibroscopio)
Puatucha Rentes, la leyenda olvidada, de Istvansch (Calibroscopio)
Detrás de él estaba su nariz, de Istvansch (Libros del Eclipse)
Donde viven los monstruos, Maurice Sendak (Alfaguara)
Prohibido ordenar de Mario Mendez y Mariano Díaz Prieto (Pequeño editor)
Día de pesca, Laurent Moreau (Adriana Hidalgo - Pípala).

Dónde conseguirlos. Librerías con libreros que saben

Libros del Vendaval (Gral. Enrique Martínez 836)
Donde viven los libros (Puertas adentro mediante cita por mail)
Librería Iupi (Formosa 561, 2084-3399
Los libros del oso (Alberdi 901,Olivos)
El libro de arena (Aráoz 594)
El cubo (libros y amor) (Belgrano 38, Chascomús)












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