martes, 24 de noviembre de 2015

CUANDO la HISTORIETA se PONE SERIA (2da. PARTE)


Segunda parte de la nota de Natalia Blanc, para el diario La Nación




Entre las adaptaciones al cómic de obras literarias que pueden conseguirse en las librerías argentinas se destacan las que publicó Ediciones de la Flor, en su colección de novela gráfica. Una es El extranjero, de Camus, con textos de Juan Carlos Kreimer e ilustraciones de Julián Aron. Cuenta Daniel Divinsky: "Compramos los derechos de Fahrenheit 451 y Las crónicas marcianas, de Ray Bradbury.





Publicamos además Lo mejor de Poe, una excelente adaptación de cuentos de Poe y de su poema El cuervo, con guión e ilustraciones de Edu Molina. También una versión estupenda de La invención de Morel, de Jean-Pierre Mourey, un francés devoto de Bioy. Y está por aparecer una versión de El caso del hombre de los lobos, de Freud, ilustrada por Richard Appignanesi".








Otros sellos nacionales independientes, como Editorial Común, de Liniers, han publicado novelas gráficas de autores extranjeros, como el canadiense Guy Delisle, uno de los referentes del género, autor de Shenzhen, Pyongyang y Crónicas birmanas.




Delisle ganó en 2012 el premio a la mejor obra del festival del cómic de Angoulême, con Jerusalén. Crónicas desde Tierra Santa, publicado en 2013 por Editorial Común.

Delisle suele marcar la diferencia entre su trabajo y el de otro referente del género, Joe Sacco, a quien admira: "Él hace periodismo y yo, una postal dirigida a mis conocidos". Sacco, autor de La gran guerra (Reservoir Books), entre otros títulos, y Delisle fueron invitados al país en los últimos años para participar de festivales de historieta y de literatura.






Diferentes en estilos, técnicas y miradas, ambos reconocen una misma influencia: Maus, de Art Spiegelman, que ganó el premio Pulitzer en 1992. Allí, Spiegelman narra la historia de un sobreviviente del Holocausto: Vladek, padre del autor, le cuenta a su hijo los terribles días que vivió durante el nazismo. La edición publicada por Emecé fue traducida por César Aira.







Con Maus como célebre antecedente, el periodista Julián Gorodischer se animó a narrar historias de mártires y sobrevivientes en Camino a Auschwitz. Entre las razones por las que eligió la historieta, el periodista destaca: "La tendencia creciente en todo el mundo a abordar lo real desde el cómic". Explica: "El relato de realidad en cómic se nutre tanto de la reportería clásica como de la historieta, que aporta un permiso mayor para vincularse con un concepto menos aplastante de «verdad» narrativa. Joe Sacco la llamó «verdad gráfica esencial» y exige fidelidad a la memoria del acontecimiento y algunos elementos de ficción". También, un punto no menos importante: el encuentro con el dibujante Marcos Vergara, que "reúne los requisitos que exige la creación de una crónica gráfica: es dibujante documental, se motiva y avanza en el contacto con el testimonio directo, la foto, el manuscrito, el ejemplar incunable".





En el libro, el autor fusiona ficción e historias reales; crónica y biografía. Los tres personajes centrales (Paie, Berl y Luba) son tíos abuelos de la rama materna. Muchas de las historias y los mitos recreados en las viñetas forman parte de las anécdotas familiares que escuchó desde la infancia.
Para Vergara, este trabajo en particular le presentó nuevos desafíos: "Crear personajes con personas vivas, que probablemente leerían el libro y que aparecen en el relato en situaciones graves, de una gran profundidad emocional. También, por el tema histórico abordado, debí encontrarme constantemente con imágenes muy duras. La paleta de colores tan variada y luminosa que usé fue un modo inconsciente de poder sobrellevar el dolor de esas imágenes".









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