PATORUZU, UNA REVISTA, UNA EPOCA
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En la misma se pudieron apreciar originales de ilustraciones publicadas en la revista en sus 40 años de permanencia.
La revista apareció por primera vez el 12 de noviembre de 1936, aprovechando el éxito del personaje homónimo. Comenzó recopilando historietas anteriores de Patoruzú, antes de convertirse en una publicación general que acogía humor escrito, comentarios de actualidad en tono jocoso y otras historietas
Nacida como mensual, duplicó rápidamente su frecuencia de publicación, y pocos meses más tarde se editaba semanalmente. Con una tirada de hasta 300 000 ejemplares, constituía una de las más importantes publicaciones del mercado nacional. Duraría hasta abril de 1977, cuando apareció el n.º 2045.
Los invitamos a leer 2 de los prólogos que se incluían en el catálogo del año 2006, cuando la muestra se realizó por primera vez en el Museo Eduardo Sívori. Uno de ellos es del historiador Horacio López y el otro cuenta las experiencias del destacado artista plástico Guillermo Roux, que se inició en la Revista.
Los invitamos a leer 2 de los prólogos que se incluían en el catálogo del año 2006, cuando la muestra se realizó por primera vez en el Museo Eduardo Sívori. Uno de ellos es del historiador Horacio López y el otro cuenta las experiencias del destacado artista plástico Guillermo Roux, que se inició en la Revista.
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Recuerdos de la Editorial Dante Quinterno
A los 15 años entré en la Editorial Dante Quinterno.
En ese momento estaba en San José y Avenida de Mayo, primer piso, justo
en aquella esquina en donde un león de utilería, un poco apelmazado,
anunciaba Ferro Quina Bisleri.
Pasábamos a tinta los fondos de las historietas Vic Martín, Sagrera y yo. Ellos recién llegados de Rosario.
En la otra sala, la sala de dibujantes, como se decía, que daba a la
esquina, trabajaban Lovato, Ferro, Blotta y Romeu. Lovato era el jefe de
dibujantes. Quinterno aparecía de tanto en tanto.
Recuerdo su caminar nervioso y su aguda mirada, a la que nada escapaba.
Miraba aquellas tiras en detalle y nada iba a la imprenta sin su
aprobación.
Repetto, Mariano Juliá, El vizconde de Lascano Tegui, Mariano de la
Torre iban de aquí para allá imaginando situaciones, comentando las
notas, siempre agudos, rápidos, llenos de humor.
Esos primeros años fueron maravillosos, para mí un mundo nuevo y extraordinario.
A pesar de las notables diferencias de edad, ellos fueron mis amigos ¡y cuánto aprendí!
La Editorial se mudó a J. E. Uriburu. Fue un progreso. El nuevo piso en
un edificio de categoría era mucho más grande. El tiraje de las
revistas crecía sin parar, fue un momento de oro para las historietas,
en una Argentina llena de optimismo.
Yo también había evolucionado, ahora compartía la sala de dibujantes
con Lovato, Ferro, Blotta, Battaglia, Romeu. Para mí, una gran
distinción.
Quinterno tenía su estudio en la planta baja. Le llevaba las
historietas pasadas a tinta para que las viera y mientras las revisaba,
yo, parado a prudente distancia, podía ver cuando corregía, sin marcar a
lápiz, directo con tinta, la posición de algún personaje que le parecía
equivocada. ¡Y qué trazo lleno de intención el de su pluma Gillot!
La Editorial era una gran fábrica. Todos aquellos ingenios creadores se
complementaban unos con otros, buscando nuevas ideas, formas de ver,
creando personajes.
Para mí, una experiencia extraordinaria verlos nacer, desde los bocetos
hasta la concreción y por supuesto al final la aprobación de Quinterno.
Era común quedarse después de hora, hasta tarde, para llevar los
originales a la imprenta Fabril Financiera, y allí íbamos con Ferro a
entregar el paquete con los originales del número, y después a comer al
Tropezón de Callao. ¡Toda una fiesta!
En esa época yo ya pintaba las tapas de Patoruzito. Quinterno había
descubierto mi facilidad para el color y me las dio. Poco a poco. Todo
el color de las publicaciones pasaba por mis manos.
Pinté la primera mancha que hice con Ferro en el Riachuelo. Todos ellos
pintaban. Blotta iba de paseo a Mar del Plata algunos fines de semana y
al llegar a la Editorial hacía 20, 30 manchas en témpera de lo que
había visto en el viaje.
Lovato me mostró el primer Van Gogh que vi, Los Girasoles, y me habló
de la pintura japonesa, del impresionismo, de la síntesis.
De a poco fui entrando en la pintura, ellos me alentaban. Un 17 de
setiembre me regalaron el primer caballete que tuve y que aún conservo.
Aunque no estaba escrito, Quinterno marcaba el riguroso ideario de la
Editorial. No armas, no violencia, no sexo. Siempre apuntar y exaltar lo
más noble. Nunca reírse de los defectos. ¡Prohibidos los chistes con
ciegos o con rengos! Sin por esto perder el humor y la crítica oportuna.
Un día Quinterno me pidió ir más temprano para pintar juntos una tapa
del Libro de Oro de Patoruzú. Federico, gran letrista, había inventado
una tipografía nueva y original para el título.
Recuerdo muy especialmente aquella mañana.
Todos los grandes de la época pasaron por la Editorial. Tuve la suerte
de verlos trabajar, de oír sus comentarios, de conocer sus ideas, de
aprender de ellos.
A los 18 años entré en la Academia y el pintor que había en mí me llevó por otro camino. Fue difícil dejar aquel mundo.
El despegue fue lento, inevitable; y cuando a los veintidós años el
vapor Salta me llevó a Europa, al alejarse del puerto para internarse en
el Río aquella noche, un mundo de sueños, encantado, quedó atrás.
Conservo aún el mantel dibujado y firmado por toda la Editorial, testimonio de la cena de despedida.
GUILLERMO ROUX
Octubre de 2008
Recuerdos de la Editorial Dante Quinterno
A los 15 años entré en la Editorial Dante Quinterno.En ese momento estaba en San José y Avenida de Mayo, primer piso, justo en aquella esquina en donde un león de utilería, un poco apelmazado, anunciaba Ferro Quina Bisleri.
Pasábamos a tinta los fondos de las historietas Vic Martín, Sagrera y yo. Ellos recién llegados de Rosario.
En la otra sala, la sala de dibujantes, como se decía, que daba a la esquina, trabajaban Lovato, Ferro, Blotta y Romeu. Lovato era el jefe de dibujantes. Quinterno aparecía de tanto en tanto.
Recuerdo su caminar nervioso y su aguda mirada, a la que nada escapaba. Miraba aquellas tiras en detalle y nada iba a la imprenta sin su aprobación.
Repetto, Mariano Juliá, El vizconde de Lascano Tegui, Mariano de la Torre iban de aquí para allá imaginando situaciones, comentando las notas, siempre agudos, rápidos, llenos de humor.
Esos primeros años fueron maravillosos, para mí un mundo nuevo y extraordinario.
A pesar de las notables diferencias de edad, ellos fueron mis amigos ¡y cuánto aprendí!
La Editorial se mudó a J. E. Uriburu. Fue un progreso. El nuevo piso en un edificio de categoría era mucho más grande. El tiraje de las revistas crecía sin parar, fue un momento de oro para las historietas, en una Argentina llena de optimismo.
Yo también había evolucionado, ahora compartía la sala de dibujantes con Lovato, Ferro, Blotta, Battaglia, Romeu. Para mí, una gran distinción.
Quinterno tenía su estudio en la planta baja. Le llevaba las historietas pasadas a tinta para que las viera y mientras las revisaba, yo, parado a prudente distancia, podía ver cuando corregía, sin marcar a lápiz, directo con tinta, la posición de algún personaje que le parecía equivocada. ¡Y qué trazo lleno de intención el de su pluma Gillot!
La Editorial era una gran fábrica. Todos aquellos ingenios creadores se complementaban unos con otros, buscando nuevas ideas, formas de ver, creando personajes.
Para mí, una experiencia extraordinaria verlos nacer, desde los bocetos hasta la concreción y por supuesto al final la aprobación de Quinterno.
Era común quedarse después de hora, hasta tarde, para llevar los originales a la imprenta Fabril Financiera, y allí íbamos con Ferro a entregar el paquete con los originales del número, y después a comer al Tropezón de Callao. ¡Toda una fiesta!
En esa época yo ya pintaba las tapas de Patoruzito. Quinterno había descubierto mi facilidad para el color y me las dio. Poco a poco. Todo el color de las publicaciones pasaba por mis manos.
Pinté la primera mancha que hice con Ferro en el Riachuelo. Todos ellos pintaban. Blotta iba de paseo a Mar del Plata algunos fines de semana y al llegar a la Editorial hacía 20, 30 manchas en témpera de lo que había visto en el viaje.
Lovato me mostró el primer Van Gogh que vi, Los Girasoles, y me habló de la pintura japonesa, del impresionismo, de la síntesis.
De a poco fui entrando en la pintura, ellos me alentaban. Un 17 de setiembre me regalaron el primer caballete que tuve y que aún conservo.
Aunque no estaba escrito, Quinterno marcaba el riguroso ideario de la Editorial. No armas, no violencia, no sexo. Siempre apuntar y exaltar lo más noble. Nunca reírse de los defectos. ¡Prohibidos los chistes con ciegos o con rengos! Sin por esto perder el humor y la crítica oportuna.
Un día Quinterno me pidió ir más temprano para pintar juntos una tapa del Libro de Oro de Patoruzú. Federico, gran letrista, había inventado una tipografía nueva y original para el título.
Recuerdo muy especialmente aquella mañana.
Todos los grandes de la época pasaron por la Editorial. Tuve la suerte de verlos trabajar, de oír sus comentarios, de conocer sus ideas, de aprender de ellos.
A los 18 años entré en la Academia y el pintor que había en mí me llevó por otro camino. Fue difícil dejar aquel mundo.
El despegue fue lento, inevitable; y cuando a los veintidós años el vapor Salta me llevó a Europa, al alejarse del puerto para internarse en el Río aquella noche, un mundo de sueños, encantado, quedó atrás.
Conservo aún el mantel dibujado y firmado por toda la Editorial, testimonio de la cena de despedida.
GUILLERMO ROUX
Octubre de 2008
Más información obtenemos en PERFIL, ALIANZA FRANCESA , GIRA BS AS y SOBRE HISTORIETA.En LAS MUSAS DESPIERTAS encontramos una entrevista a otro de sus ilustradores Clemente Montag "Busu" y en MUSEOdelDIBUJO se complementan los datos y accedemos al catálogo. Por último en un video de CONTINUARA Juan Sasturain nos adiciona información.
VIDEO en PANORAMA FEDERAL de la TV Pública
Más información obtenemos en PERFIL, ALIANZA FRANCESA , GIRA BS AS y SOBRE HISTORIETA.En LAS MUSAS DESPIERTAS encontramos una entrevista a otro de sus ilustradores Clemente Montag "Busu" y en MUSEOdelDIBUJO se complementan los datos y accedemos al catálogo. Por último en un video de CONTINUARA Juan Sasturain nos adiciona información.
VIDEO en PANORAMA FEDERAL de la TV Pública
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