PABLO DE SANTIS escribe en LA NACION sobre LIBROS ILUSTRADOS
En su suplemento IDEAS, del 12 de julio de 2015, el diario LA NACION reprodujo el siguiente artículo de Juan Pablo De Santis, que nos permitimos enriquecer con ilustraciones y videos.
Homenaje y declaración de amor a la letra impresa y al libro como objeto
LITERATURA ILUSTRADA PARA ADULTOS. En 1962, el Martín Fierro
con ilustraciones de Juan Carlos Castagnino marcó un hito en una
tradición que llega hasta nuestros días renovada por valiosos artistas
En el siglo XX un libro ilustrado para adultos
representaba un reconocimiento al dibujo; pero hoy, en la era digital,
es también un homenaje a la letra impresa y una declaración de amor al
libro como objeto.
Entre los hitos de esta clase de libros ocupa
un lugar central el Martín Fierro que ilustró Juan Carlos Castagnino en
1962 para Eudeba. La editorial de la Universidad de Buenos Aires estaba
conducida en ese entonces por Boris Spivacow, que consiguió la hazaña de
vender en pocos meses 250.000 ejemplares.A este proyecto siguió Cuentistas y pintores, donde los textos de autores como Borges, Horacio Quiroga o Mateo Booz se encontraban con imágenes de Berni, Batlle Planas o Basaldúa. En los años sesenta había una clase media en ascenso cuya avidez cultural no concebía que una casa no tuviera su biblioteca. Y aunque no se tenía dinero para una obra original, los pintores llegaban a los hogares a bordo de los libros.
A través de los años hubo nuevas versiones del Martín Fierro (el hit de los libros ilustrados) en manos de Carlos Alonso, Adolfo Bellocq, Roberto Páez y Fontanarrosa. La versión del gran dibujante y escritor rosarino (publicada por De la Flor en el 2004) dio origen a una película. ( Ver PELICULA, 1ra.Parte)
Hoy los libros ilustrados tienen en nuestro país una misión secreta: que los lectores no interesados en historieta se encuentren con algunos de nuestros mayores artistas del género, como Carlos Nine, Enrique Breccia, Max Cachimba o José Muñoz.
Si damos una mirada a los libros ilustrados que encontramos en las librerías, vemos que son, en la mayoría de los casos, obras consagradas por generaciones de lectores. Ahí está El perseguidor de Cortázar, dibujado por José Muñoz ( Ver BOOKTRAILER ) o Rebelión en la granja de George Orwell, con imágenes del inglés Ralph Steadman. La ilustración aparece como un modo de revisitar lo ya conocido, de recuperar, en ediciones lujosas, libros perdidos en préstamos o mudanzas.
Pero hay también obras actuales, como los relatos La biblioteca secreta y Sueño, de Haruki Murakami, ilustrados por Kat Menschik, o Historia de mi máquina de escribir, de Paul Auster, con ilustraciones de Sam Messer. Tanto el texto de Paul Auster como el cuento de Murakami reflejan la nostalgia por antiguas formas de lectura y de escritura, y sus textos se convierten en celebración del libro de papel.
A la serie de libros que vienen, ya de nacimiento, con sus ilustraciones, podemos agregar Cecil Taylor de César Aira (Mansalva), dibujado por el Marinero turco,
Cecil Taylor, ilustrado por El Marinero Turco
y Memorias de un niño bombero del chileno Alejandro Jodorowsky (Planta) con el delicado delirio gráfico de Max Cachimba. El Marinero turco y Max Cachimba son dibujantes de absoluta originalidad, surgidos a mediados de los años ochenta en las páginas de la revista Fierro. El Marinero turco fue siempre fiel a su blanco y negro expresionista, con reminiscencias de novela negra; Max Cachimba, en cambio, es el Proteo del dibujo, ya que sus trazos no han cesado de cambiar, aunque sus criaturas, poéticas y disparatadas, son reconocibles a la distancia.
Otra exquisita rareza editorial es Botánica poética, que publicó este año Juan Lima, y que sigue la línea de sus obras anteriores: Mercado de pulgas y Loro hablando solo. Las construcciones vegetales de Lima fueron reproducidas con una fidelidad extrema (mérito de la editorial Calibroscopio).
Un caso singular es el del artista plástico Ralveroni, que escribe e ilustra sus propias obras en ediciones para coleccionistas, y que tiene en Palermo una galería, Mar dulce, exclusivamente dedicada a dibujantes. Ralveroni es hijo del italiano Raoul Veroni, uno de los grandes nombres de la edición para bibliófilos. Veroni comenzó trabajando en los años cuarenta para la mítica editorial Colombo del barrio de Caballito, donde aprendió el oficio de impresor, y luego siguió editando sus exquisitos libros para coleccionistas, en ediciones de pocos ejemplares numerados.
Aguafuerte de Raoul Veroni para una edición de bibliofilos (1940)
Libros del Zorro Rojo, editorial con un pie en Buenos Aires y otro en Barcelona, se ha dedicado exclusivamente a obras ilustradas. Algunos de sus creadores vienen del campo del arte, como Antonio Seguí, Marcia Schvartz o Pat Andrea, pintor holandés que vivió muchos años en Buenos Aires. Pero la gran mayoría han pasado antes por la historieta y la ilustración en medios gráficos: Enrique Breccia, Pablo Páez, Carlos Nine (que tiene un magnífico Barbazul), Luis Scafati, Mauro Cascioli o Liniers, que se apartó de su línea habitual para ilustrar los Crímenes ejemplares de Max Aub, limitando su paleta al rojo y al negro.
Un caso singular es el del norteamericano Edward Gorey, escritor y dibujante de historias amargas y desopilantes, cuyos libros tanto influyeron en Tim Burton. Gorey escribió sus propias fábulas, a menudo en verso, y además ilustró cuentos de Robert Aickman y Alphonse Allais y rimas de Edward Lear. El mundo que pueblan las larguiruchas criaturas de Gorey es el de finales del siglo XIX; habitan vastas y lóbregas mansiones, siempre hace frío, y todos van vestidos con sombreros y pesados abrigos.
Algunos títulos de Libros del Zorro Rojo son señal de muy buenos reflejos editoriales, como la edición de El rey de amarillo, de Robert W. Chambers, serie de cuentos fantásticos ilustrados por Santiago Caruso, experto en crear climas góticos y oníricos. El mismo Chambers trabajaba como ilustrador de revistas y el tema del dibujo aparece en sus relatos. El rey de amarillo es un libro poco conocido en español: sin embargo es un clásico de la literatura de horror y fue la mayor inspiración de Lovecraft. Como el Necronomicón, El rey de amarillo (imaginaria obra de teatro cuya sombra atraviesa varios cuentos) es un texto que enloquece a quien lo lee. Me han dicho que la obra de Chambers es profusamente citada en la serie True detective.
El Rey de Amarillo, ilustrado por Santiago Caruso
Salgamos de las ediciones de tapa dura y papel de buen gramaje y pasemos a la mucho más económica colección Para principiantes (Era naciente). Allí hay varios libros muy flojos en texto y dibujo, pero encontramos también algunas sorpresas, como Kafka para principiantes. Lo escribió David Zane Mairowitz y lo ilustró Robert Crumb ( Ver BOOKTRAILER ) uno de los maestros de la historieta under norteamericana. Otros libros de la colección fueron creados en Argentina, como el Herman Hesse para principiantes, que escribió Gonzalo Carranza, y dibujó Luis Scafati. Tanto el Kafka... como el Hesse... son obras muy cuidadas cuyo interés excede a los "principiantes".
Kafka para principiantes, ilustrado por Robert Crumb
Y hablando de Luis Scafati, podemos decir que es el ilustrador argentino que con más tesón se dedicó a convertir en imágenes la literatura. Gran lector, hizo siempre del cruce entre literatura y dibujo el corazón de su obra. Aunque seguramente tiene obras anteriores, nuestra memoria llega hasta la revista Superhumor (antecedente de Fierro) y la revista de ciencia ficción El péndulo. Scafati ha hecho versiones de muchos clásicos como La metamorfosis de Kafka (La Urraca), Los viajes de Gulliver (de la Flor), Narración de Arthur Gordon Pym de Poe (Zorro rojo). También ha hecho una versión de La ciudad ausente de Ricardo Piglia (originalmente publicada en Temas) y creó un catálogo de monstruos para Seres mitológicos argentinos, de Adolfo Colombres (Colihue). El conflicto entre narración e imagen es el tema que recorre toda su obra. Juega siempre con los trazos interrumpidos, las manchas de tinta, como si la página fuera escenario de un combate entre dos pulsiones antagónicas.
Los viajes de Gulliver, ilustrado por Luis Scafati
Recordemos, para terminar, una curiosa "ficción gráfica" sobre el arte de la ilustración: Los misterios del señor Burdick, de Chris Van Allsburg (FCE). ( Ver BOOKTRAILER) . El autor nos cuenta (y no sabemos si creerle) que hace muchos años un tal Harris Burdick se presentó en la oficina de un editor, dejó unas cuantas ilustraciones, cada una acompañada de un título y un epígrafe, para ver si le gustaban, y prometió volver con los cuentos que correspondían a esas imágenes. Pero nunca regresó, de manera que del libro desaparecido sólo quedaron las ilustraciones y esas pocas frases. En todos los dibujos hay escenas asombrosas (una casa que despega como cohete, una calabaza que brilla, un empapelado que cobra vida, una criatura bajo la alfombra), que nos obligan a imaginar esos relatos imposibles.
Esta vez son los dibujos los que esperan, de los lectores, esa otra ilustración: las palabras..
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