ILUSTRACION a la INVERSA
El Greco - Posible autorretrato
A través del periódico ABC, nos enteramos de un emprendimiento novedoso. A partir de unas pinturas de El Greco, se pide a 22 escritores que realicen los relatos, en una suerte de "ilustración a la inversa"
Con la frase de Andy Warhol «El Greco es el dios
de la pintura» se presenta el libro «Narrando desde El Greco», un homenaje de veintidós
escritores que se han inspirado en las pinturas del artista para crear
sus relatos.
Para conmemorar el IV Centenario de la muerte del cretense, la
Editorial Lunwerg decidió invitar a un grupo de escritores a escribir un relato
o un texto de cualquier naturaleza a partir de un cuadro de El Greco, informa
Efe. Una de las premisas de esta invitación fue que el cuadro en que
basarían su texto, aunque solo fuese como mera referencia, les vendría impuesto.
Esta especie de fortuna ha hecho que los autores hayan tenido que aumentar el
ingenio, la imaginación, la superación.
En cuanto a los contenidos, han sido absolutamente libres. Desde un microensayo a un relato
histórico, desde una inmersión en el cuadro hasta la mera y lejana
referencia sin vinculación con El Greco y su mundo.
La fascinación que Lorenzo Silva siente por la
figura de la Magdalena es el punto de partida de una reflexión que le ha llevado
a conocer «Magdalena
penitente con la cruz», pintura de El Greco que se encuentra en el Museo
de Sitges, desde hace años cerrado por obras.
Dirigiéndose a esta figura, Silva confiesa: «antes de conocerte, mi
preferida era la de Ribera, que tantas veces vi en el Museo del Prado de mi
Madrid natal». Similar a la de Ribera en su vestido rojo, en su pálida tez, en
sus cabellos castaños y en la mirada perdida en la que la tristeza encuentra su
hogar, la obra de El Greco es muy distinta.
«Esos ojos inmensos como lunas, que inundan de inocencia tu rostro y
sugieren que tu penitencia no es esa carga que con mayor o menos motivo pueda
incumbir a una mujer, sino la injusta responsabilidad que recae sobre una
muchacha que apenas pudo hacer por ganarla», escribe.
La contemplación de la pintura lleva a Lorenzo Silva a afirmar que el
artista se proponía una variante revolucionaria de la figura que encarna. «Y mi
imaginación, al verte, atraviesa la pintura y no puede sino buscar más allá,
hacia la mujer que sirvió para que el pintor pudiera darle forma a su
visión».
Retrato de Toledo
Andrés Trapiello
ha centrado su relato en el paisaje «Retrato de Toledo», que se conserva en el
Metropolitan de Nueva York. Las ventas en el Rastro madrileño y la compra
por parte del escritor a un gitano de un dibujo que podría ser del maestro
cretense centra una historia en la que Trapiello recuerda que el artista durmió
en el olvido durante tres siglos.
Tras pasar de puntillas por la historia, se aposentó definitivamente
en la mitología, proceso en el que fue importante la labor de Manuel Bartolomé
Cossío, autor de uno de los grandes libros escritos sobre El Greco.
En la obra tratada, el artista modifica a su antojo la fisonomía de
la ciudad desplazando unos monumentos, eliminando otros e inventando, se supone,
otros más. «Salta a la vista
que El Greco es ante todo
originalidad».
El artista, como escribió Ramón Gaya, sufría una
pérdida de origen. El Greco
«no tiene suelo, ni tampoco tiene cielo», y esa ausencia es lo que, según
Trapiello, da a sus pinturas el aire sonámbulo que tienen, ese carácter
alucinatorio que se desprende de la mayor parte de ellas, como si no fuesen de
este mundo o estuviesen transportados de él en un sostenido y levitatorio
arrebato religioso».
Esto fue lo que entusiasmó a las vanguardias que irrumpían buscando
lo mismo, el lado romántico, oscuro y metafísico de la existencia, «la visión de
todo aquello que no puede verse a simple vista».
La oración del huerto
Soledad Puértolas
traslada al lector a un aula donde los alumnos, cumpliendo el encargo del
profesor, escriben sobre «La
oración del huerto», en la que para uno de ellos destaca que «la gran
ausencia es Dios». Este es el sentido del cuadro. «Dios no está».
El entierro del Conde de Orgaz
«Cada vez que voy a Toledo, entro en la iglesia de Santo Tomé. Y cada vez que entro en la iglesia
de Santo Tomé, me pongo a llorar como una niña». Así inicia su escrito
sobre «El entierro del Conde
de Orgaz» Ángeles Caso. Un escrito en el que Caso confiesa que no le interesan las pinturas
religiosas de El Greco pero que su llanto se debe al recuerdo de su padre
descubriéndole esta obra.
Otros escritores que colaboran en el libro son Lola Beccaria, Juan
Bonilla, Inma Chacón, Juan Eslava Galán, Antonio G.Iturbe, Hipólito G. Navarro,
Adolfo García Ortega, Marcos Giralt Torrente, Luisgé Martín, Gustavo Martín
Garzo, Ignacio Martínez Pisón, Ricardo Menéndez Salmón, José María Merino,
Javier Moro, Justo Navarro, Álvaro Pombo, Clara Usón y Manuel Vilas.
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