El COMIC a los MUSEOS
EL TEBEO LLEGA A LOS MUSEOS
Por Carlos Garsan para Valencia Plaza - 23 de Marzo de 2017
Tras los pasos de València: el Museo del Prado se rinde al cómic. El nuevo director del Prado, el valenciano Miguel Falomir, destaca la necesidad de incluir nuevos lenguajes -que son ya una realidad en el IVAM- en un museo que, de la mano de Álvaro Pons, recorrerá la próxima semana la lenta entrada de este formato en los principales contenedores culturales.
En junio de 2016 el IVAM abrió sus puertas “de par en par” –indicó su director, José Miguel García Cortés- al cómic. Con VLC.València Línea Clara
el museo daba un giro a su discurso presentando en una exposición más
de 200 piezas originales con las que explicaba la eclosión de esta
disciplina en torno a la década de los 80.
Este fue el punto de partida
de una apuesta a la que se suma otra exposición que todavía se puede
visitar, sobre la obra La casa de Daniel Torres, y la
adquisición de distintas piezas que han pasado a formar parte de la
colección del museo valenciano. “En este sentido el IVAM levantó la
liebre, no solo por la exposición, sino al incorporar el cómic a su
colección permanente”, explica Àlvaro Pons, quien fuera
comisario de la muestra.
Precisamente, es su próxima cita una de las
más interesantes a este respecto. El experto viajará al Museo Nacional
del Prado para dar una charla en torno al cómic en un momento en el que
el museo con sede en Madrid ya está dando pistas sobre una apertura a
este formato que parece imparable.
“Hay
que dar cabida a sensibilidades y otras formas de expresión distintas,
los cómics, por ejemplo. Hay que ampliar la base social del visitante”,
declaraba el nuevo director de la pinacoteca, el valenciano Miguel Falomir, en una entrevista concedida a El País.
No es la primera vez que el museo coquetea con este mundo. Este mismo año, el Prado ha editado su segundo cómic, El perdón y la furia, de Antonio Altarriba y Keko,
un nuevo título que supone un acercamiento a la obra de Ribera con una
trama de misterio que tiene las Furias como base argumental y que se
editó coincidiendo con la exposición Ribera. Maestro del dibujo.
Con la edición de este título, que estuvo precedido por El tríptico de los encantados de Max,
se abrió una grieta que cada vez se hace más grande. “Falomir apuesta
más, la relación será fructífera. Esto es un dominó, cuando cae la
primera pieza cae el resto”, explica Álvaro Pons, que lamenta que el
cómic haya estado “vetado” históricamente en los contenedores culturales
habituales.
Pons, profesor de la Universitat de València, pisará el próximo 29 de
marzo el museo madrileño para impartir la conferencia ‘Y Superman entró
en el museo. El arte del cómic’, con la que busca seguir el hilo
cronológico de la entrada del cómic en los museos y, en ese camino,
entender las razones que hacen del cómic un arte fundamental para
entender el siglo XX, así como las capacidades y posibilidades
expresivas que lo vinculan y hermanan con los diferentes movimientos
artísticos con los que ha convivido. No hay que olvidar que, en este
caso, fue el Louvre el pionero con la exposición Bande Dessinée et Figuration Narrative,
en 1967.
“La apuesta del Prado es firme. Esta charla no es para
justificar que esté el cómic, sino para entender por qué está”. Si bien,
el museo francés integra el cómic de una manera muy específica,
situándose como centro de la narración, una fórmula entre tantas otras
que tienen el IVAM o el MoMA como otros ejemplos.“El Prado reflexiona sobre las obras, algo más inteligente que el
Louvre. Se apuesta por el diálogo entre las obras clásicas y el cómic”.
El “irreversible” camino tomado por el museo nacional, de momento, no se
dará en el Museu de Belles Arts de València, aunque sigue firme en el
IVAM o el Museu de Prehistòria de València, que recientemente cerró una
exposición que recogía títulos como Purk el Hombre de piedra, el Pequeño
Pantera Negra o Los Picapiedra.
“El discurso de que hay un arte
superior -pintura, escultura, etc- y uno inferior -cómic, fotografía,
diseño, etc- está ya muy caduco y ya es hora de que el resto de las
grandes instituciones abran sus puertas como ha hecho el IVAM o como
hizo el MUVIM a nuevos lenguajes. Se dicen nuevos aunque ya tienen más
de un siglo, por cierto”, explica Miguel Àngel Giner Bou,
presidente de la Associació Professional d'Il·lustradors de València
(APIV). En el caso del IVAM, además de exponer, por primera vez este año
compró originales de cómic, una selección de obras de 'Peter Petrake'
(1971) realizadas en tinta y acuarela sobre papel por Miguel Calatayud,
considerado el gran renovador de la ilustración en los años 80.
Para comprender estos movimientos, el presidente de APIV cita una frase de Chris Ware:
"Los cómics están apareciendo en las librerías como novelas y en los
museos como arte”. Aunque los ejemplos del MoMA o el Louvre se remontan a
la segunda mitad del siglo pasado, lo cierto es que la incorporación
del cómic en los principales museos ha sido a cuentagotas y son pocos
los que han hecho una apuesta firme integrándolo en su discurso más allá
de un coqueteo más o menos fluido.
“Estamos muy orgullosos de romper un
silencio histórico sobre el cómic y situarnos como un museo innovador
que abre sus puertas a los tebeos […] El cómic ha llegado al IVAM para
quedarse: en las salas de exposiciones, en la biblioteca, en las
actividades didácticas y pedagógicas y, por supuesto, en la colección”,
declaró José Miguel García Cortés, director del museo, el pasado verano, durante la presentación de VLC. València Línea Clara.
En el caso de la exposición en el Museu de Prehistòria, también
comisariada por Álvaro Pons, se trata de una apuesta distinta, un uso
más complementario. “Es una cuestión de imaginación y recursos”, indica.
Cabe recordar que no son los únicos contenedores valencianos que, de
alguna manera, han dado mimos a este formato. En 2014, la sala
Contrafuertes del Centro del Carmen acogió la exposición Un siglo de Tebeos. Homenatge 2014, una muestra desarrollada desde la Biblioteca Valenciana en la que se realizaba un recorrido por la vida de Rafael Boluda, Manuel Benet y Antonio Segura. Como parte de este mismo proyecto, meses antes, en invierno de 2013, tuvo lugar una gran exposición titulada Un siglo de tebeos. Retrospectiva de la historieta en la Comunitat Valenciana (1913-2013), que pudo verse en el Monasterio de San Miguel de los Reyes.
“La relación con el IVAM ahora es muy buena y desde el principio el
nuevo equipo manifestó un interés importante por el cómic que ahora
están cumpliendo. Antes, sobre todo en la época de Román de la Calle,
también había una relación muy buena con el MUVIM que ahora se ha
enfriado un poco”, indica Miguel Ángel Giner Bou. “La exposición del
IVAM VLC. València Línea Clara ha
sido de las más numerosas y mejor valoradas en mucho, mucho tiempo. Y es
muy importante que este camino continúe ahora con la exposición La casa
de Daniel Torres. Ambas exposiciones han supuesto un hito en la ciudad
por su calidad y relevancia, es lo que ocurre cuando se recurre por fin a
buenos profesionales y expertos en el tema, como es el caso del
comisario de sendas exposiciones, Álvaro Pons”, añade el presidente de
APIV. Del mismo modo, destaca del proyecto la producción de una serie de
postales en el que siete autoras de cómic valencianas muestran su
particular mirada sobre la ciudad de València.
Y es que no se puede hacer una panorámica del cómic sin dirigir la
mirada a la Comunitat Valenciana. Si el valenciano Àlvaro Pons viajará
en pocos días a Madrid para hacer un repaso en el Museo Nacional del
Prado a la presencia del cómic en pinacotecas de todo el mundo y el IVAM
homenajeó a esa generación de autores valencianos que en los años 80
renovó la estética del cómic español y europeo, la cantera contemporánea
no es para menos. “No se puede entender el cómic en España sin el de la
Comunitat. Para empezar, el autor más importante del país es un
valenciano: Paco Roca”, afirma Pons, que también destaca la figura del peruano afincado en València Martín López,
fundador de Ediciones Valiente y del festival de autoedición gráfica y
sonora Tenderete. Las viñetas han llegado para quedarse.
Posteriormente, el 9 de octubre de 2017, en su web, el propio Museo del Prado presenta la edición de su tercer comic en un año, fundamentando su decisión editorial:
El Museo del Prado presenta el tercer cómic de su colección a cargo del artista Montesol.
Con este tercer título, el Museo del Prado consolida su línea editorial de cómics tras El tríptico de los encantados de Max y El perdón y la furia de Altarriba y Keko.
El planteamiento de este proyecto creativo de edición se sustenta en varios factores que marcan su propio carácter, muy diferente al de otros proyectos de edición de cómic asociados a museos.
En primer lugar, la elección de los artistas objeto de reflexión se asocia a las grandes exposiciones que plantea el Prado en cada temporada, con el objetivo de llegar al mayor número posible de lectores aprovechando el interés que suscitan las muestras y la sinergia que generan.
En segundo lugar, el encargo tienen una serie de limitaciones cuyo objetivo, paradójicamente, es propiciar al máximo la creatividad del autor: no realizar una biografía del artista, ceñida a los hechos históricos, y no situar al propio museo como escenario de la narración.
La tercera es dar total libertad a los autores para desarrollar una historia en la que, en la medida de su voluntad, las obras de arte del Museo aparezcan de alguna manera referenciadas, empleando para ello el propio estilo que han desarrollado a lo largo de su carrera.
El producto de estos planteamientos se ha materializado hasta el momento en tres álbumes de formato semejante pero de estilos gráficos y planteamientos conceptuales completamente diferentes, pero siempre centrados en una idea fundamental: la reflexión sobre la esencia de la creación artística.
Actualmente tambien el Museo Reina Sofía presenta una exposición dedicada a George Herriman (EE.UU.1880-1944) considerado uno de los creadores más importantes del cómic estadounidense.
La exposición, titulada Krazy Kat es Krazy Kat es Krazy Kat, incluirá un número aproximado de 160 obras, desde dibujos originales a los periódicos de época donde estos fueron publicados, mostrando no solo ejemplos de Krazy Kat sino también de otras tiras como Baron Bean, Embarrasing Moments o The Family Upstairs.
Ver informe sobre esta muestra en INFOMUDI
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